Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase la olivetti
de su dueña tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase la olivetti
¡Cuánta letra dormía en sus teclas
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
como el pájaro duerme en las ramas,
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay! pensé; ¡cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «¡Levántate y anda!»
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: «¡Levántate y anda!»
Un pequeño homenaje a la olvidada máquina de escribir, totalmente olvidada en la era informática. Cuantos recuerdos cuando empezaba a dar los primeros golpes a las teclas; asdfg ñlkjh, y repetir una y otra vez esta cadencia para saber con los ojos cerrados en donde estaban las teclas,.... qwert poiuy , y vuelta a repetir, una y otra vez, zxcvb -.,mn, y así hasta hacerlo con los ojos cerrados y luego, palabras, y luego frases, y luego.....
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