De repente el lago de la Plaza de España se seco, y sus barquitas, que días antes servían de distracción a los turista, quedaron varadas, esperando que abran de nuevo el grifo y vuelva a correr el agua.
Yo quiero un barquito
para navegar,
y en medio del agua
ponerme a cantar
¡Ay, que bien se va
por el agua del mar
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