... Aquel naufrago no era original. Apareció varado, exhausto, con la ropa hecha jirones, como todos los náufragos de las novelas. Si, notaba escozor en la boca y una sed salada.
Tenía la lengua hinchada.
Reparó a pensar que no tenía recuerdo alguno desde que, al fin divisó la silueta de la isla, encaramado en lo alto de una ola.
Calculó una hora al menos, de deriva inconsciente, panza arriba con los salvadores manguitos de patitos...
Continuará...
(Texto Nemo Ipse)
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