reloj

relojes web gratis

martes, 4 de noviembre de 2025

A Escusalla

En las cercanías del embalse de Lindoso,  entre las  localidades de Compostela y Ludeiros (ayuntamiento de Lobios), se conserva su robusto esqueleto de piedra,   invadido por la maleza, al que se le conoce por el nombre de “A Escusalla” 



A Escusalla es una edificación construida en parte con granito perpiaño y en parte con mampostería. Se trata de un edificio de dos plantas, dividido en numerosas estancias. Posee un amplio patio interior con dos escaleras, una a cada lado de la casa. En la fachada posterior se aprecia un magnífico balcón con cornisa 


 Los bajos del edificio tendrían función de establo y lagar. Alrededor del patio habría una bodega-panera y una cocina; y, al lado, una ermita dedicada a san José, con un bello retablo pétreo. En el dintel de su puerta se lee la siguiente inscripción: “Sacellum D. Joseph” (la palabra latina Sacellum significa “lugar sagrado”).





José Lamela (ex-alcalde de Lobios e investigador) sacó datos  del Libro de Visitas Pastorales de Manín y el “Real de Eclesiásticos” del Catastro de Ensenada de Trasportela de 1753, su constructor fue el abad de San Salvador de Manín, Don José Martínez y Parga, en el año 1727. Este párroco tenía un gran capital, debido a que cobraba los diezmos de esta parroquia más la mitad de los de Lobios

Martínez y Parga fundó una capilla colativa sobre la ermita dedicada a San José adosada a la casa, con tres misas al año. Dos de las cuales eran aniversarios: una por el del obispo Muñoz de la Cueva y otra por el suyo propio. Su último capellán conocido fue D. Pedro Fiollega, abad de Cabreloais, en 1787. En 1831 el portugués Manuel José Araujo administraba los bienes de la misma.





Tras la Desamortización de Mendizábal , estos bienes fueron vendidos a un emigrante de Padrón, que era cantero. En 1930 los heredaron sus cuatro hijos, tres de ellos conservaron su titularidad, pero el otro vendió su parte; desde entonces “A Escusalla” permanece inhabitada. Ese prolongado abandono propiciaría el deterioro de las edificaciones y el nacimiento de leyendas a su alrededor.

Actualmente el 75% pertenece al Estado y el 25% restante es privado, pero no se encuentra al propietario. Hubo un proyecto para construir en ella un museo, pero no prosperó; mientras tanto, la maleza y los misterios siguen habitándola.



Existen innumerables leyendas e historias relacionadas con la Casa da Escusalla: se dice que la brujería y la tortura eran comunes en este lugar. 

Según la leyenda, el último habitante de la casa fue un policía portugués llamado Tío Roque. Este hombre afirmaba haber visto el fantasma de un monje jorobado junto a dos monjas. El fantasma era conocido como "Marrequiño" (por su joroba) y se cuenta que fue un monje que vivió allí en el siglo VIII y se dedicó a matar a los jornaleros portugueses que contrataba para no tener que pagarles, enterrándolos en el patio. Luego contrataba a otras personas y volvía a matar. Cuando en Portugal le preguntaban por los trabajadores anteriores, decía que habían huido.

 


Otra versión afirma que fue Marrequiño quien mató a los trabajadores que contrató para la vendimia.

En las noches sin luna llena, es posible ver las almas de estos hombres. Tras la muerte del policía portugués, algunos vagabundos portugueses, después de pasar una noche allí, también afirmaron haber visto ciertas apariciones. Se dice, asimismo, que durante las noches de luna llena, se puede ver a varios frailes paseando por la casa y rezando en las distintas habitaciones. En otra versión, ese mismo fraile aparece con dos damas vestidas de blanco e invita a todos los que pasan por allí a no regresar. De hecho, un hombre que estuvo allí, residente del lugar, le contó a un erudito de Santiago de Compostela que había olvidado un hacha y, al volver a buscarla, el espíritu lo reprendió. En una noche oscura y sin luna, un hombre que bajaba a Aceredo allá por los años cincuenta, mucho antes de que llegara la luz eléctrica al lugar (aunque cabe señalar que aún hoy no hay luz) o de que se conociera algún aparato capaz de producir una enorme cantidad de energía, al pasar frente a la casa, encontró el patio completamente iluminado por una luz tan intensa que lo cegó, una luz que se elevaba hacia el cielo como un relámpago y que lo hizo estremecerse, pero ante la cual no se detuvo y continuó su camino.

 


Una noche de verano, un joven subía hacia Ludeiros tras un día de hilandero en Aceredo. Este hombre, que destacaba por no tener miedo a nada, al llegar a las inmediaciones de A Escusalla, frente al patio interior donde se alza un enorme balcón de piedra, se detuvo a contemplar Buscalque (un lugar que desapareció bajo las aguas del embalse de Lindoso, justo entre este pueblo y Os Aguinchos, una zona de playa en el río Limia). Se decía que era un lugar donde las brujas se reunían para celebrar su aquelarre, y al escuchar sus explicaciones, comenzó a ver cómo esas brujas volaban en sus escobas, cómo bailaban en coles alrededor de una gran hoguera y la fiesta que allí se celebraba era tentadora, pero como si eso no fuera suficiente, dijo que la veía con tanta claridad que era como si la tuviera al lado, y al menos en línea recta, estaba a unos tres kilómetros. Pero no era más que una ilusión, porque cuando subió desde la casa en A Escusalla hacia Ludeiros, ya no pudo vislumbrar nada de lo que había visto minutos antes.

 

Otra leyenda que circula por el lugar cuenta que, en cierta ocasión, una mujer de Compostela conducía un carro con vacas tras descargar estiércol en una granja cercana. Al acercarse a la casa, miró por una ventana que daba al camino y vio el fantasma de un sacerdote. La mujer llegó temblando y, conmocionada por lo que había visto, no pudo articular palabra hasta que, al cabo de un rato, contó lo sucedido.

 











 

No hay comentarios: