Pueden ser de varas, de madera, piedra y mixtos.
A parte de su principal función de almacenar y proteger el grano, también nos servían, de niños para jugar al escondite, para reunirnos y conspirar o preparar una trastada, guardar los botines de guerra; cuando adolescentes, jugábamos al escondite, pero casi siempre en parejas ( y no de la Guardia Civil)...
El que fueran de madera, piedra o mixtos, o incluso el tamaño, iba en función del nivel económico del propietario.
A parte de su función principal de almacenamiento de grano,también nos servían, cuando niños para jugar al escondite, y de adolescentes, también para escondernos, pero preferentemente acompañados.
(Si algunos hablaran,o guardaran fotos)
Los de Madera, poco a poco van desapareciendo. Cuando la gente del pueblo ya no cultiva maíz, dejan de tener uso, la falta de uso lleva a la falta de mantenimiento y acaban derrumbándose.
Supongo que el Ayuntamiento, o la Xunta, deberían hacer algo para mantenerlos, porque no dejan de ser parte del patrimonio cultural, pero ya se sabe que los políticos van a lo suyo, y los propietarios tampoco colaboran mucho.
Los de piedra y el mixto, aguantarán más, pero si continúa la desidia, también sucumbirán.
Volviendo a nombrar a Don Camilo Parente, párroco de Mugares, y de su libro, "Un paseo por Mugares", sus coplas dedicadas a los hórreos ( o cabaceiros)
Polas eiras espallados
semellando colmeares
afíncanse os cabaceiros
da parroquia de Mugares.
Poden ser de pedra grá,
castiñeiro ou carballo
que se foron arranxando,
mirando os cartos do amo.
O chegar o mes de outubro,
gardan neles as espigas,
amosando a cantidade,
a riqueza das familias.
Logo entre rezos e cantos
vense a degrañar o millo,
que será o pan de broa,
cando volva do muiño.
Agora pódense ver
derrubados e valeiros
sendo desprezo da xente
o que foi gloria noutros tempos.
E semellando pantasmas,
onde aniña morcegos.
van peiteando coas reixas
os raios do sol no inverno.
Cantos xogos de rapaces,
brincadelas de solteiros,
aturuxos de casados,
contos de vellos parleiros,
escoitastes a cotío,
sempre gardando o segredo,
meus queridos cabaceiros.
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