Desde el asiento de copiloto, se ve el mundo pasar a toda velocidad. Cuando vas conduciendo lo ves de otra manera. A veces quieres disparar la cámara, pero el volante y el sentido común lo impiden.
Por eso cuando alguna vez, voy de copiloto, dispara a ráfaga, ta, ta, ta, ta, y una vez en casa en la pantalla del ordenador, hacemos una pequeña selección.
Y este es el resultado final.
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