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sábado, 21 de noviembre de 2015

2015.-322/365


322/365

2ª Andaina Lar Gallego de Sevilla

Llegó el día de la de la 2ª Andaina Lar Gallego de Sevilla, y esta vez nos vamos un poquito mas lejos, a la Sierra Norte de Sevilla, al monumento natural del Cerro del Hierro.
Si en la primera fuimos 10 los participantes, en esta ocasión doblamos el número.
Salimos en autobús, desde el Lar Gallego y nos dirigimos hacia San Nicolás del Puerto, con una leve parada para tomar un café y llegamos al sitio, listos y dispuestos.


Empezamos a caminar, en el antiguo poblado de los ingleses, y por el antiguo trazado del ferrocarril minero, nos vamos hacia el sendero del Rebollar.
El día invita a caminar, sol y no hace mucho calor....




El principio discurre por el trazado del ferrocarril minero, asfaltado y muy fácil para caminar, incluso para los que se iban turnando para llevar la bolsa



Vamos dejando a ambos lados, antiguas construcciones auxiliares del ferrocarril minero, totalmente abandonadas y semiderruidas



Un día magnífico de sol.


Una vez que dejamos el trazado del ferrocarril, nos adentramos,por un carril, en un bosque de encinas, alcornoques, rebollos, y setas, muchas setas de diversos colores y formas. Lástima que ninguno de los allí presentes tuviésemos los conocimientos micológicos para recolectar alguna seta.


Y llegamos al primer punto importante de la ruta: "el pozo de los deseos", que cuenta una antigua leyenda, que si tiras una piedra al pozo, y pides un deseo antes que la piedra toque el agua del pozo, se cumple el deseo.
Alguno/a, tiró dos piedras y suponemos que pidió dos deseos. No está corroborado que se cumplieran




 Y llegó el segundo momento importante de la jornada, el "momento empanada" Una riquísima empanada por gentileza de José Manuel Gil, y que fue transportada por algunos de los caminantes por turnos.








Sobre un viejo tronco, a modo de improvisada mesa, José Manuel fue troceando la empanada y nosotros degustándola.
Solo por este momento ya mereció la pena la Andaina














Aquí, nos dimos cuenta, que unos 300 metras mas adelante había unas mesas y unos bancos,...


Poco a poco nos vamos adentrando en la zona "minera", y las formaciones rocosas se presentan ante nosotros.






Terminado el sendero circular del Rebollar, que rodea el Cerro del Hierro, nos adentramos en la zona minera. La presencia del hierro en las rocas del cerro, fue el origen del aprovechamiento minero desde la época de los romanos hasta los años 70 del pasado siglo.
  

La extracción del mineral dejó al descubierto un paisaje de formas y colores curiosos, en el que dominan las "agujas", "corredores" o "lápices".






Las rocas calizas que sufrieron la erosión parcial por efecto de la lluvia, dio lugar a este espectacular "karst"que hoy sirve de reclamo para senderistas, y amantes de la escalada, alguno de los cuales pudimos contemplar subiendo por las rocas




A partir de aquí, solo los mas intrépidos seguimos adelante, adentrándonos en algunos de los muchos túneles de la antigua explotación minera.












En alguno de los túneles, tuvimos que esquivar charcos, saltar de piedra en piedra, para no llenarnos de barro, y no había que descuidar la cabeza








... menos mal que, después de leer el "manual del buen senderista", en el punto 7 donde dice: "imprescindible llevar linternas"


Pero si pensábamos que lo mas difícil había pasado, craso error, porque por efecto de la erosión, las lluvias, y la brújula que hizo un guiño al camino fácil,y nos llevó a un punto en que la bajada estaba
difícil.


Pero volvimos a retomar el "manual del buen senderista" y en su punto 17 decía: "para solventar una bajada sin cuerdas, formar una cadena humana y poquito a poco....
Y vamos que si la hicimos
A todo esto, eran las 15,30 y era hora de comer y en el mismo poblado minero en el bar La Cantina.
Dentro del programa, estaba el sendero del Rebollar, la visita al Cerro del Hierro, y todavía nos faltaba la visita al nacimiento del Hueznar, a la entrada del pueblo de San Nicolás del Puerto


Y aquí en el nacimiento del Hueznar, tuvimos que dar por finalizada la jornada, porque ya la noche se nos echaba encima.
Nos quedó pendiente la visita a las cascadas del Martinete, para una próxima ocasión