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lunes, 23 de septiembre de 2013

Un naufrago, un tío perdido y la mina del lápiz

Episodio IV
Después de un mes en la isla, sus magras carnes habían abandonado su esqueleto, esto, la barba florida y rubicunda de naufrago, además del desaliño de su impedimenta, la gorra de capitán de chalupa. La verdad, parecía un ecce hommo camino del Gólgota o un hippy trasnochado y vagabundo, Rey soberano de la República Menguante de Barataria. Según lo mires



Había superado , con poca elegancia pero con maña, algunos retos; para no agotar al escaso lector. Primero el problema alimentario, superado. Comía muy poco,eso si, ahora era consciente de su lugar en el mundo, él era la cúspide de la cadena trófica de las aguas territoriales  de su res pública. Saber esto, le subía el ánimo.


De la carne, prieta o trémula, tenía recuerdos imborrables color sepia.
A propósito, se comería ahora una, una sepia.
En cuanto al agua dulce, solucionado, con cañas de bambú construyó un laberíntico acueducto renacentista, que se la acercaba "hasta su propio domicilio" como tapicero calé.
De esto se infiere que, sin realizar los engorrosos trámites burocráticos, tenía domicilio, sito en el Chamizo Plaza Avenida de los Jaramagos Reales nº 1.

Continuara...

(Texto Nemo Ipse)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sigue interesante el relato ... y las fotos aún más!!