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sábado, 4 de enero de 2014

Un naufrago, un tío perdido y la mina del lápiz

 XI.- Il est l’heure de se faire plaisir

 ¡Harto estoy de la gravedad, de sentir el peso del destino, de los trabajos, del voto de prioridad, de la búsqueda, de la consciencia que ahoga el impulso, del miedo!
 Determinó Schiafino que mañana sería fiesta “San Masnimenos Justo y Salvador”, y al contrario que Simón, ceder, acceder, probar de todas las tentaciones, reales o imaginadas que se le presentasen. A tal fin, haría uso de todo un arsenal de recursos reunidos después del escrutinio azaroso del mar. Amanece, y no siendo poco, ya le apetece. La piel “pulp” al agua salada de las hojas ásperas del “Beato de Hustler” con bajorrelieves por deshidratación que le dan volumen a las heroínas, le animan a la evasión, al gozo sin tasa. Al tacto las “ninfas honeys” se deshojan sin esconder el Rincón de Ballesteros.




Por la lectura, ora telenovelosa y enredada, ora deleitosa, carnal y soez, hasta el cerrar de ojos consumió un rato, unidad temporal de la isla, con aprovechamiento notable y actitud entregada. Cumplido el almuerzo y soñada la siesta, a dos manos alzó el cuenco sacro de madera y dijo invocando a Séneca "Bibamus, moriendum est" después practicó unas libaciones rituales con el misterioso licor verdoso de la petaca, traída a su mundo mediante cesárea de la valija apellidada Samsonite Street; ésta y su hermana melliza modelo Sport eran su cornucopia de regalías, fontana de bebercios y fondo de armario para la fiesta. Se embutió en un elegante vestido negro de noche con escote “cesta y punta”, se caló una peluca platino de pin up; la jeta se la decoró dándose coloretes de escocesa arrecida y los labios de carmín bermellón-cabaret. A los zapatos de Manolo Blahnik les realizó una trepanación oblata de puntera para darle a los dátiles vistas al mar, y completó todo ello con un chal dorado vaporoso de tul, más un bolso de la Señorita Pepis, sólo apto para un támpax, un clínex, un clímax y me llevo un pintalabios.
 Como decía el cantautor ochentero “lo que allí sucedió, ni lo cuentan las crónicas ni lo contaré yo”.


 Tan sólo han de saber que los éxitos más repetidos esa noche fueron “I will survive” de Gloria Gaynor y un remix de “Priscilla reina del desierto” sin autobús; memorables el “Go west” de The village people, y no menos el “Mamma mía” de Abba a dos voces. Los bises fueron el “Stayin’ Alive” de los Bee Gees con falsete de Falete; inconfesable el “Daddy Cool” de un Boney M travestido.
“GLORIOSO, APOTEÓSICO”- Podría haber titulado al día siguiente, y a cuatro columnas, el Daily Island para calificar el fiestorro en los ecos de sociedad isleños. Consumió todos los licores del Samsonite Bar. Se tomó la última en el Noctámbulos de Hooper. Y acabó nuestro náufrago exhausto e inconsciente, de madrugada, en el ponedero, abrazado a la Hustler por la página 69. Rostro sereno, postura forzada de cadáver bien muerto en una novela de Hammet. Peluca y Blahnik al rececho de un bis. La carneia detiene su tiempo. Las estrellas encienden un mechero y al tililar aplauden el show en silencio.
El viento arrulla su sueño.

(Continuará)

Texto Nemo Ipse

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ohhhhh!!! Ese mar ... ese mar ...